¿A quién le pertenece la pobreza? es la pregunta que abre este film y que expone el valor emocional y económico del Congo y una de sus varias exportaciones lucrativas: la pobreza fotografiada, filmada, documentada, y como quienes la ‘proveen’ no son quienes se benefician de ella. El artista holandés Renzo Martens, habiendo pasado dos años filmando en la República Democrática del Congo, buscará señalar el lado oculto de la narrativa occidental sobre el sufrimiento de África: el papel de la ayuda institucionalizada y el consumo de la pobreza a un nivel de disfrute emocional.
El contexto socio-histórico: En espacios post-coloniales cualquier intento de construir una narrativa histórica compleja debe tener en cuenta las relaciones que conectan las historias de las colonias con sus colonizadores. La República Democrática del Congo estuvo profundamente impactada por el dominio Belga entre 1885 y 1960. El rey Leopoldo II de Bélgica funda el Estado Libre del Congo en 1885 en la Conferencia de Berlín y lo administra, sin haberlo nunca visitado, como una empresa privada hasta su fallecimiento en 1908. Anticipando las formas en que el neocolonialismo continuará operando, Leopoldo utiliza el argot del desarrollo, y el empleo de equipos de descubrimiento e innovación científica, a la vez que realiza acuerdos políticos bajo la mesa para instituir un sistema de extracción de recursos rentable. Durante este período, el Congo fue objeto de una explotación sistemática de sus recursos naturales, especialmente de marfil y de caucho, para lo que se utilizó mano de obra congoleña en condiciones de esclavitud y donde para mantener su control sobre la población, la administración colonial instauró un régimen de terror, basado en la mutilación y el asesinato.
A partir de 1900, la prensa europea y estadounidense informa acerca de las dramáticas condiciones en que vivía la población nativa del territorio. La indignación retratada en varios informes y literatura no está dirigida al sistema colonial en sí, sino contra los excesos en la forma en que se está aplicando. Las maniobras diplomáticas y la presión de la opinión pública consiguieron que el rey belga renuncie a su dominio personal sobre el Congo, que pasó a convertirse en una colonia de Bélgica en 1908, bajo el nombre de Congo Belga.
Este segundo mandato va a ser determinante para el mantenimiento de los ejes de poder mundial, a través del apoderamiento de minerales estratégicos como el Uranio empleado en la construcción de la primera bomba atómica vía el proyecto Manhattan. Con un partido católico en el poder en Bruselas y grandes empresas representadas en la política colonial, el segundo régimen belga en el Congo se basó en la alianza del Estado con la Iglesia Católica y las grandes corporaciones; consolidando un régimen de explotación económica, represión política y opresión cultural. Un aspecto importante a tener en cuenta en conexión con lo que Renzo Martens denunciará en Enjoy Poverty, es que la riqueza producida en la región que se reinvierte en el Congo, se gastó principalmente en el sistema colonial de explotación a cargo de la alianza de la iglesia, el comercio y el Estado.
Este es el contexto histórico en el que el trabajo de Martens debe ser leído. En este contexto el film puede dividirse en: el revelamiento de la ayuda humanitaria como una empresa neoliberal, el cínico programa emancipatorio de ayudar al pobre a beneficiarse de la pobreza como su principal recurso cuyo aspecto mas problemático es la reproducción de la explotación, y la puesta en escena del proyecto de arte como tal.
El film: Martens inicia el film reproduciendo escenas coloniales sin ninguna clave adicional para interpretar su intervención como una crítica. Un letrero de neón, envasado en cajas de metal es llevado a través de la selva por porteros congoleños. Luego en una intervención a un cuerpo de diplomáticxs, Martens presenta su tesis en la que sostiene que, entre las riquezas que explotan lxs occidentales en África, se encuentra también la propia pobreza. La miseria retratada en fotografías y documentales, la pobreza que utilizan las ONG y misiones internacionales para labrar su imagen y obtener subvenciones.
La cámara se lanza entonces a criticar a los propietarios de plantaciones agrícolas que explotan a su personal, a la Misión de las Naciones Unidas para el Congo, a lxs representantes del Banco Mundial, a diplomáticxs y empresarios, a lxs cooperantes de Médicos Sin Fronteras, a las ONG que trabajan allí, a los periodistas que cubren el conflicto. La película interpela a los documentales que quieren captar con su cámara “la realidad” del Congo sin contar muchas veces con su población, enriqueciéndose con sus imágenes igual que otrxs se enriquecen con el coltán o el oro. Se pone en evidencia los discursos manipulatorios y simplistas entre lo bueno y lo malo, el rol de salvadorx y salvadx. Enjoy Poverty pone a quienes deciden quedarse plenamente como espectadorxs en la posición de disfrutar de los abismos de la pobreza de lxs otrxs, y de la catarsis que esto puede hacer sentir.
Frente a esta situación Martens lanza su programa supuestamente emancipatorio en donde se persigue acabar con la expropiación de la pobreza, eludiendo al intermediario. Desde esa idea, el director holandés recorre el Congo con un cartel de neón en el que se lee “Enjoy poverty”, persuadiendo en los poblados a la gente, diciéndoles que tienen que buscar formas de aprovecharse de esa pobreza y sacarle partido. En una secuencia, convence a fotógrafos locales –que normalmente se dedican a retratar bodas, cumpleaños y celebraciones– a que abandonen su negocio y se dediquen a fotografiar a niños enfermos y mujeres pobres, bajo la idea que son mucho más rentables que los momentos felices. Las clases teóricas de aprovechamiento de la pobreza, vienen seguidas de un trabajo de campo y finalmente de su postulación a un puesto de trabajo en el que el programa emancipatorio se revela como un fracaso.
A pesar de ello Martens manipula la situación hacia una celebración y una fiesta, donde la gente que ha identificado a Martens como involucrado en los problemas de sobrevivencia de la comunidad acepta su idea de celebración. Cuando uno de los habitantes le pregunta a Martens qué dice en el cartel, éste procede a explicar que está en inglés porque ese es el idioma del mundo del arte, y que está hecho para ser visto y disfrutado por la gente de afuera. En el film la crítica que el artista recibe sobre su trabajo es retratada como hipócrita y aunque la hipocresía es cierta, el programa que Martens trae al Congo no deja de ser problemático, y éticamente condenable. Puesto que en toda esta charada y puesta en escena cínica, la explotación que el trabajo revela es reproducida a cuenta de hacer la denuncia desde lo artístico válida, ya que sin esta clave, el film de Martens sería simplemente un documental mas.
El personaje de Martens, el artista preocupado por causas sociales, reproduce y se beneficia de la situación que busca denunciar. Como hombre, blanco, europeo, holandés y artista, Martens tiene todas las etiquetas que le garantizan un paso libre a un sin número de situaciones. Le garantiza las relaciones de poder en las que se puede mover, el tipo de preguntas que está en la capacidad de hacer, los abusos que puede cuestionar.
Quienes forman parte del teatro de Martens no están informadxs de cuales son sus últimas intenciones y más aún al encontrarse en la total miseria económica, no tienen la opción de cuestionar al artista. Una escena en particular retrata esta situación: tras haber traído un plato de comida al trabajador que ha confiado en Martens y ha denunciado a su empresa y expuesto las miserias de su vida y la de sus hijxs, Martens procede a coser el logo de las Naciones Unidas en el vestido de la hija del trabajador sin prestarle atención cuando éste le pide que le explique qué está haciendo. Una actitud que le servía para denunciar y poner al descubierto distintas posiciones que se benefician del sistema del disfrute de la pobreza, al momento de lidiar con aquellxs que están sujetxs a esta explotación repite una vez mas la explotación convirtiéndola en opresión. Este es el aspecto mas problemático del film. De este modo aun cuando un logro súper importante del film haya sido poner en discusión el tema de la narrativa salvadora institucionalizada, el trabajo artístico no puede estar por encima de la causa que lo motiva. Aun si es para hacer una crítica al arte político, o para denunciarse a sí mismo, la existencia de personajes reales en situaciones reales de explotación no puede ser utilizada como material de utilería para un discurso moral.
Consecuentes entrevistas a Martens dejan en claro que esto no es un aspecto sobre el cual haya buscado reflejar. No hay una autocrítica hacia un aspecto del film que no funcionó y que por tanto merece ser cuestionado. Si Enjoy poverty expone al espectador que decide quedarse plenamente como espectador en la posición de disfrutar de la pobreza de lxs otrxs, nada justifica el abuso de poder que se lleva a cabo en nombre del arte, ni siquiera la denuncia misma de ese abuso.
SOBRE EL DIRECTOR:
Renzo Martens (1973) estudió arte en la Academia Gerrit Rietveld de Amsterdam y Ciencias Políticas en la Universidad de Nijmegen. Episode III: Enjoy poverty se ha proyectado entre otros sitios en: la Bienal de Berlín (2010), Göteborgs Konsthall (2011), el Museo Stedelijk de Amsterdam (2010), el museo Van Abbe de Eindhoven (2011), el Kunsthaus Graz (2010), Apexart Nueva York (2010), el Witte de With Centre for Contemporary Art, Rotterdam (2010) y de Hallen, Haarlem (2009). En la Bienal de Berlín 2012, Martens puso en marcha el Instituto de las actividades humanas en el Congo. En 2013, en colaboración con el nuevo instituto, su obra se mostrará en lugares como el Centro de Arte Walker en Minneapolis, WIELS en Bruselas y el Tropenmuseum en Amsterdam.
LECTURA RECOMENDADA:
ERGO, André-Bernard. Congo Belge: La colonie assassinée. L’Harmattan, Paris, 2008.
EWANS, Martin. European Atrocity, African Catastrophe: Leopold II, the Congo Free State and its Aftermath. Routledge Curzon, New York, 2002.
HOCHSCHILD, Adam. King Leopold’s Ghost: A Story of Greed, Terror, and Heroism in Colonial Africa. Houghton Mifflin Company, Boston and New York, 1998.
JANOSKI, Thomas. The Ironies of Citizenship, 2010.
KANZA, Thomas. The rise and fall of Patrice Lumumba: conflict in the Congo, 1979.
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KIERNAN, Ben. “From Irish Famine to Congo Reform: Nineteenth-Century Roots of International Human Rights Law and Activism,” in R. Provost and P. Akhavan (eds.), Confronting Genocide, Ius Gentium: Comparative Perspectives on Law and Justice 7, Springer, Heidelberg-London-New York, 2011, 13-43.
LYMAN, Stanford M. Militarism, Imperialism, and Racial Accommodation: An Analysis and interpretation of the early writings of Robert Park, 1992.
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PAVLAKIS, Dean. “The Development of British Overseas Humanitarianism and the Congo Reform Campaign,” Journal of Colonialism and Colonial History, Vol. 11, No. 1 (Spring 2010)
RODNEY, Walter. How Europe Underdeveloped Africa
WRONG, Michela. “Belgium confronts its heart of darkness” in The Independent, February 23, 2005. Available at: http://www.independent.co.uk/news/world/europe/belgium-confronts-its-heart-of-darkness-484374.html. Accessed December 2013.RODNEY, Walter. How Europe Underdeveloped Africa